La libreta roja
Todas las mañanas se levantaba con el pie derecho. Después del aseo y el
desayuno empezaba el ritual: abría y cerraba las puertas tres veces, comprobaba el gas, las luces, los
grifos; miraba bajo la cama…era agotador, pero eso le daba seguridad. Por
último, buscaba en su maletín la pequeña libreta roja. Luego salía de casa.
Siempre con el pie derecho.
Aquel día, no encontró
su libreta. Se quedó lívido. Su estómago parecía empeñado en trepar hasta la
garganta. Se secó el rostro; sudaba
copiosamente. Estaba perdido, angustiado, fuera de control…casi dando traspiés
salió de casa. Iba ciego, quería llegar cuanto antes, quizá se la dejó en el
hospital, pensó.
Llegó a su destino jadeando. Quedó plantado frente al edificio mirando el rótulo de la fachada:
Centro Psiquiátrico. Contaría hasta diez, después entraría. Así, compensaría su
mala suerte.
La enfermera le saludó sonriente mientras le daba el
codiciado objeto —Buenos días, ayer se dejó su libreta roja.
La abrió con avidez y leyó frase que el mismo había escrito:
“si me llevas contigo todo saldrá bien.”
Poco a poco fue recuperando la compostura. Entró en la consulta, se puso la bata y llamó a su primer
paciente.
Microrrelato finalista en VI Certamen-Maratón de Microrrelatos convocado por CLAVE (Aspciación Valenciana de Escritores y Criticos Literarios. Mayo 2019.
No hay comentarios:
Publicar un comentario